A comer también se aprende

No es extraño oír a muchos padres y madres hablar de las dificultades que tienen sus hijos/as para comer, pero ¿qué factores determinan estos, en principio, extraños comportamientos del niño/a?
¿Por qué un niño/a adopta una actitud negativa en su alimentación? ¿Por qué se puede presentar esta crisis alimentaria en una etapa determinada de su desarrollo?
En el ser humano, lo normal es comer con apetito, es un índice de que el niño/a está creciendo sano y con buena salud, que se está desarrollando con equilibrio. No obstante, este equilibrio es frágil en los primeros años, y puede romperse por diversas causas. En algunos casos, este comportamiento es causado por un mal funcionamiento de su organismo, por lo que debería consultarse con un especialista.
Pero hay otro tipo de causas que dependen en gran medida de la acción de los padres. Se trata de aquellos casos en los que el niño/a no quiere comer por un conflicto que ha surgido entre él/ella y el medio o las personas que le rodean, debido a una escasa relación afectiva, a exigencias superiores a su edad, a una remarcada disciplina,… Todo esto provoca que deje de comer como forma de protesta.

En otras ocasiones suelen surgir trastornos en los hábitos alimenticios de los pequeños/as, debido a la obsesión desmesurada de algunos padres y madres por la alimentación de sus hijos/as, lo que puede llegar a provocarle niveles de ansiedad en el momento de las comidas y, que se podrían evitar si se fomentase unas rutinas y hábitos saludables.
El problema puede llegar a convertirse en un conflicto entre padres e hijos cuando se adoptan actitudes autoritarias o de inquietud ante la negativa del niño/a a comer.
Si en un momento determinado, el niño/a se niega a comer, lo primero que tendríamos que tener en cuenta es no dar importancia al hecho, no forzarlo ni presentarle al día siguiente el mismo alimento. El darle importancia no hace más que reforzar la conducta negativa hacia el alimento, aumentaríamos la probabilidad de que se vuelva a repetir el no querer comer. Tampoco debemos entrar en el juego de los chantajes y, si persiste la conducta de no comer, sería conveniente llevar al niño/a a un especialista.
No olvidemos que el ser humano es un todo, cuyas diversas funciones no son completamente distintas unas de otras. El tubo digestivo está bajo la influencia del sistema nervioso, que reacciona ante las menores emociones, por lo que un trastorno en la alimentación podría acarrear otro tipo de problemas.

CONDICIONES QUE DEBE REUNIR LA COMIDA DEL NIÑO/A

  • La dieta debe ser equilibrada
  • El alimento debe ser tomado con placer y alegría y en un lugar tranquilo
  • La cantidad de alimento que debemos dar debe ser la adecuada para cada caso
  • Debe tener libertad para comer y hacerlo sólo desde el momento en el que sea capaz de hacerlo
  • Debe expresar su gusto libremente
  • El vómito, inevitable a veces, si es en momentos puntuales debemos aceptarlo sin darle importancia. Si se convirtiera en una respuesta habitual a la hora de comer, debería consultarse con un especialista.
  • Si los padres se muestran tranquilos durante la comida de sus hijos/as, se estarán creando condiciones que favorezcan la creación de hábitos saludables.
  • No es conveniente presentar demasiadas comidas nuevas a la vez.
  • Finalmente, no tengamos prisa cuando les damos de comer.


Un saludo del
Equipo Educativo de las E.I. “Peques School”