No quiero ir al cole

Una vez que los padres tomais la decisión de que vuestro hijo/a acuda por primera vez a la Escuela Infantil, podéis encontraros con que el pequeño/a no está de acuerdo con esta decisión y se niega en rotundo. Para facilitar esta primera toma de contacto, es siempre necesario un período de adaptación al nuevo ambiente, horario, actividades y personas. Esta adaptación suele ser rápida y satisfactoria en casi todos los niños/as, pero es conveniente seguir unas pautas.

FACTORES QUE ENTORPECEN LA ADECUADA ADAPTACIÓN:
A la hora de llevar a cabo la adaptación debemos saber que hay una serie de factores que pueden entorpecer el que se haga de forma adecuada, como puede ser:

  • Sufrir angustia por la separación de sus padres.
  • Retracción social.
  • El miedo a nuevas experiencias.
  • Tendencias de carácter dependiente,
  • Acabar de tener un hermanito/a o cualquier cambio significativo en su ambiente habitual.
  • Haber sufrido un acontecimiento traumático previo.
  • Falta de motivación e información inadecuada de lo que supone ir a la escuela.

El niño/a al que le cuesta ir a la escuela, suele ser un niño/a que en casa muestra actitudes de dependencia en todo lo que hace y no posee las suficientes destrezas y habilidades sociales ni la motivación necesaria para experimentar situaciones nuevas.
Su forma de expresar su negativa a esta nueva situación, es a través de temblores, quejas, llantos, temores,…, ante los cuales los padres y madres deben transmitirle seguridad y serenidad. Nunca se deben reforzar las actitudes de rechazo que muestran lo niños/as en un principio y, en vez de mostrarles que sentimos compasión porque se tienen que quedar en la escuela, debemos transmitirles alegría porque aquí van a disfrutar y a conocer a muchos otros niños/as con los que compartir juegos.

PARA UNA ADECUADA ADAPTACIÓN
Se debe preparar al niño/a acostumbrándolo a relacionarse con diferentes personas, a estar a ratitos a solas, y a que vayan haciendo cosas ellos solos sin necesidad de que en todo momento haya un adulto guiándolo.
No es necesario agobiarlos con mucha información sobre lo que va a hacer en la escuela ni en qué consiste.
Es suficiente con explicarles que es un sitio donde van a descubrir muchas cosas nuevas y divertidas y donde van a conocer a otros niños y niñas con los que compartir juegos y aprendizajes y, sobre todo, recordarles que más tarde se les irá a recoger.
Están en una etapa en la que realizan muchos aprendizajes por imitación. Así, van sintiéndose integrados en un ambiente acogedor en el que ven que los niños lo pasan muy bien y van imitando actitudes que los van integrando en el grupo. Además, aprenden a centrar la atención en su educadora y en los juegos que ella propone, olvidándose por un ratito de dónde está su mamá. Así poco a poco el niño/a va explorando y descubriendo por sí mismo nuevas experiencias con las que disfruta.


LA SOCIALIZACIÓN
En un principio, en el aprendizaje de normas, somos los adultos los que debemos poner el énfasis, ya que inicialmente, los niños/as no entienden su significado.
En el desarrollo de este aprendizaje, los niños/as pasan por distintas fases. En un primer momento, cuando reciben la norma, no la respetan y simplemente se dedican a probar hasta qué punto tienen que cumplirla y a comprobar qué ocurre si no lo hacen, y pasan a cumplirla simplemente porque es lo que deben hacer, no porque entiendan su significado. Así, van adquiriéndolas por rutina y poco a poco las van matizando y planteándose su significado.
Realmente, lo difícil para los niños/as no es aprender las normas, sino entender el valor que llevan implícito. Cuando es capaz de relacionarla con el valor social que tiene y con los beneficios que se obtienen cuando se respetan, deja de infringirla e, incluso, intenta evitar que otros no la cumplan, lo que les va a facilitar la pertenencia a un grupo.
Así, es necesario que los niños/as posean un mínimo de desarrollo intelectual que les permita entenderlas, analizar las conductas adecuadas ante dichas normas, y valorar porqué es beneficioso cumplirlas. De esta forma serán capaces de realizar un aprendizaje significativo de las normas.
Lo que se debe evitar en este proceso de aprendizaje es llegar a niveles excesivos tanto de autoridad como de permisividad. Cuando los adultos empleamos frases como: “porque lo digo yo” para que los niños/as cumplan una norma, a lo único a lo que nos lleva es a que ellos/as simplemente cumplan las normas porque se sienten obligados cuando se les manda hacer algo, pero no entienden el porqué deben actuar así.
En el lado contrario, nos encontramos con frases como: “déjalo, ya lo entenderá cuando sea mayor”. Con esta actitud permisiva tampoco facilitamos el que nuestros pequeños/as sepan lo que se puede y no se puede hacer en situaciones determinadas, y entienda el porqué debe actuar así. De esta forma lo que hacemos es aplazar este aprendizaje a momentos en los que ya deberían estar adquiridas, y que durante todo este tiempo, los niños/as no tengan una interacción social adecuada y no se integren en su grupo de pertenencia.
Desde la escuela, planteamos el aprendizaje de normas integrado en todo el proceso de enseñanza/aprendizaje, no como una disciplina más, y es muy importante que este trabajo se realice en colaboración con la familia para que los niños/as puedan asimilar que estas normas afectan a todos los ámbitos de su vida, y no exclusivamente a la escuela.

 

Un saludo del
Equipo Educativo de las E.I. “Peques School”